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“Bisagra que se mueve no se oxida“ |
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frase que señala la importancia de la práctica del ejercicio regular para mantener una buena salud.
En el Qigong se busca trabajo muscular para fortalecer el cuerpo y los estiramientos para drenar los canales, mantener los músculo, tendones y articulaciones flexibles y permitir el libre flujo de energía y sangre del cuerpo, manteniendo nuestros órganos internos sanos. Los ejercicios se deben hacer sin tensiones innecesarias manteniendo una postura recta pero relajada y “escuchando al cuerpo para evitar lesiones”.
Pero el ejercicio debe además tomar en consideración que el hombre es una unidad formada no sólo por el cuerpo físico, sino también por mente y espíritu.
El movimiento del cuerpo hace que la sangre y la energía fluya, mejora la función de los órganos internos y ayuda a mejorar la digestión, transito y eliminación de los productos de desecho.
Sin embargo el movimiento debe ser el adecuado: ni muy exigente para evitar lesiones (“se debe escuchar el cuerpo“), ni demasiado flojo de manera que sea eficaz y que nos libere de las barreras y limitaciones que el dolor, los malos hábitos y en última instancia nosotros mismos nos hemos impuestos.
Cada practicante debe ser su propio guía o maestro pues no hay ninguna persona que tenga la capacidad de conocer mejor su cuerpo que él mismo.
El ejercicio cotidiano que hagamos debe satisfacer esta triple formación, es decir: fortalecer nuestro cuerpo, calmar nuestra mente y elevar nuestro espíritu.