![]() Sin embargo, la antropóloga señala que debido a que existe una fuerte relación en el imaginario colectivo de que el Jiska Anata es una entrada más rural y autóctona, deben ver desde sus propios organizadores las formas de generar recursos propios para trasladar hasta la ciudad de La Paz a más agrupaciones indígenas no solo del altiplano, sino del país.Caso contrario, recomienda la especialista, replantear el discurso que destaque esa diversidad participativa como riqueza del Jiska Anata, para reposicionar en el imaginario de la gente, que se trata de una expresión diversa y por tanto, incluye lo autóctono, lo folklórico, lo neofolklórico y las diferentes participaciones de la sociedad.“Las danzas indígenas sienten que están siendo desplazadas por las danzas folklóricas estilizadas y quieren mostrar sus bailes tal cual se representan en sus comunidades y en sus fiestas patronales, y esa percepción sale de manera interna de los propios protagonistas”, afirma.Según la investigadora, si bien es importante que lo folklórico esté presente en el Jiska Anata, advierte que hay un hastío por parte de la población, por lo que es necesario delimitar el número de este tipo de fraternidades, y ampliar la participación de los grupos rurales.Al igual que sucede con la entrada del Gran Poder o la entrada universitaria, Castillo señala que los organizadores del Jiska Anata no se deben limitar a recibir el apoyo económico de la Cervecería Boliviana Nacional (CBN), sino a generar sus propios recursos, para garantizar por ejemplo la participación de agrupaciones de Curahuara de Carangas del departamento de Oruro, o los Jula Julas o Chutillos, así como mayores agrupaciones de la Amazonía, región que solo está representada por Los Chamas.“Los protagonistas perciben que el público percibe que la entrada que organiza la Gobernación con las 20 provincias es más autóctono que el Jiska Anata, y es difícil definir lo autóctono, a lo que prefiero llamar lo local”, señala. La antropóloga ve también que el discurso que se ha creado en torno a lo indígena pierde contextualización en el escenario urbano, por lo que no es correcto cuestionar por ejemplo el uso de los sikus en la entrada del Jiska Anata, debido a que es un instrumento de viento que se lo toca en el campo durante el período agrícola seco y no en época de lluvia. Contacto: luzelianacastillovacano@yahoo.com |
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Investigadora ve al Jiska Anata como una entrada inclusiva y democrática
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