Como en estas semanas no voy a cocinar dulces, porque no me lo pide el cuerpo, estoy preparando una serie de post de temas variados que espero que os interesen. Por ejemplo un imprescindible de moldes y algo que lleváis pidiendo desde hace tiempo, que es un mini-glosario de términos “reposteros” inglés – español y sus equivalentes. Así que si tenéis alguna duda y para que el listado esté lo más completo posible, dejad vuestras preguntas en los comentarios de este post. Hoy empiezo con una pregunta que me soléis hacer a menudo, sobre todo desde que publiqué la renovación de mi cocina, y es ¿cómo organizo mis cortadores y todo el material para decorar galletas?.
El material más necesario, obvio e imprescindible para hacer galletas decoradas, son los cortadores. En la foto superior tenéis una selección de mis cortadores favoritos por un motivo u otro ( motivos sentimentales, mucho uso, debilidad por ellos). Me da un poco de vergüenza confesar que tengo más de doscientos, sin exagerar. Vale ya lo he dicho, y se me ha quitado la vergüenza. El 90% los compré hace dos años cuando el dólar y la libra estaban tirados, cuando los controles aduaneros no se habían hecho tan estrictos y en la mayoría de los casos, ni me acuerdo en donde los compré. En este último año solo he ampliado esta colección con tres o cuatro cortadores, y aunque ya me he tranquilizado un poco, nunca se tienen suficientes, siempre hay alguno precioso que tienes que comprar!!!
Antes de la renovación de la cocina, tenía mis cortadores guardados en dos tuppers enormes apilados sobre una de las sillas de la cocina. Pero me ponía de los nervios y decidí comprarme la cajonera donde pudiera tenerlos todos “archivados” por diferentes temáticas: Otoño, Halloween, Navidad, Celebraciones, Primavera, San Valentín, Flores y uno más genérico de formas varias.
Aunque ni siquiera el tener la cajonera, ha evitado que tenga que tener los sets más grandes guardados en un cajón. Es decir, que siguen desperdigados.
El material específico para decorar lo tengo guardado en el armario de la “repostería”, al cual Antonio tiene el acceso totalmente restringido, ya que es mi pequeño reducto. Tengo todo el material guardado, y sorprendentemente ordenado, en pequeña cajitas de plástico.
En uno de las mas grandes guardo los adaptadores (couplers), están todos juntos y enroscados porque sino me da la impresión que nunca tengo la misma cantidad de roscas que de adaptadores. A un lado tengo las mangas desechables. Compro las mangas de de 30 cm de Ilibi que son muy económicas (1 Euro el paquete de 10), muy resistentes y que tienen el tamaño perfecto para mis manos. Están guardados junto a una tijera, porque no hay nada que me de más rabia que no encontrar una a la hora de cortar la manga y colocar la boquilla. En el otro lado tengo cinco mini biberones, junto sus respectivos acopladores enroscados, para que no se mezclen con los otros acopladores, que son casi del mismo tamaño.
Y hablando de biberones, tengo un surtido muy variado y con un resultado también muy diferente. Los tengo guardados fuera de la circulación en un mueble alto en el que solo están ellos (al alcance de mi mano) y unos moldes de Pyrex a los que no les doy todo el uso que debería. El motivo de retirarlos, es porque cuando se cae uno, hay un efecto dominó y se caen todos. Cuando me me pasa eso, me dan instintos asesinos y los tiraría todos!!!…. y no quiero que eso suceda.
Pues sí, tengo mis biberones favoritos, y aunque os penséis que son los de la boquilla, que son muy monos, y parecen muy prácticos, a mí no me lo parecen para nada y voy a argumentar el por qué. Primero, tienen la boca estrecha y es dificilísimo que entre toda la glasa sin derramarse ( y sí, lo he intentado con un embudo, pero se tarda muchísimo tiempo). Si lo hago a pulso , el brazo que vierte la glasa se cansa del peso ( ya os había dicho que soy flojucha), porque hay que hacerlo muy despacio para que no se salga. Y cuando se derrama, por mucho que lo limpies, siempre, siempre queda un poco pringoso. Además, al no estar tapados, la glasa que queda en la boquilla se seca, y si intentamos ponerle un pañito húmedo por encima, éste siempre se acaba cayendo y estás más pendiente del dichoso biberón, que de las galletas. Así que no, lamentablemente no me parecen nada especial. Mi favorito sin duda es el primero. Es un simple biberón de salsa, de 250 ml. que me costó 0,60 cm. Tiene la boca estrecha, la glasa entra a la primera sin derramarse y rapidito. Tiene un tapón con una boquilla de tamaño justo y encima tiene tapa para que no se seque la glasa. Además es estrechito, perfecto para mis mini-manos. El biberón de la derecha es muy parecido, pero es demasiado gordo y me parece incómodo para apretar. Pero estas son mis opiniones personales.
Volvemos a las cajitas, en ésta tengo un batiburrillo de cosas. Las boquillas de los biberones, polvitos brillantes, pinceles, cutters, rotuladores de tinta comestible, tapones de botellas, espátulas, un cortador de masa…..
Este es el contenido de la cajita, las espátulitas que no falten, clips para cerrar las mangas y no se salga la glasa, pinzas para colocar perlitas, sprinkles y otras decoraciones, palitos de bambú para extender la glasa, cepillitos y mini cepillitos para limpiar los biberones y las boquillas, y arriba del todo, tengo unas bolsitas de rejilla (que no se ven) de las pastillas del detergente para la lavadora, en las que meto las boquillas y las tapas de los biberones para ir directas al lavavajillas.
Y hablando de decoraciones, este es mi cajón. Azúcares de colores, sprinkles variados, especias para repostería, perlitas y demás chorradas sin las que no se puede vivir.
Volviendo a las cajitas, tengo dos cajas destinadas a los colorantes, algo primordial en la decoración de galletas. Tengo una caja exclusivamente de Americolor, y otra con colorantes líquidos (que utilizo a veces para la nata ermol), colorantes Wilton y Sugarflair. En cuanto a los colorante Americolor, muchos me preguntáis sobre la fecha de caducidad, y es que no llevan. Duran años conservados correctamente en su cajita alejados de la luz y de temperaturas extremas. Así que os recomiendo que los compréis sin miedo.
Luego tengo una caja con 50 boquillas variadas Wilton que me compré hace 4 años cuando empezó la fiebre de la glasa, y que ha sido un dinero ¿tirado?. Bueno no diría tirado, porque las he utilizado en alguna ocasión, pero no todas…no son necesarias. En otra cajita tengo las boquillas que uso a menudo, que son las del número 2 y las del número 3.
Bueno, y hemos llegado al final, con las fotos del principio, más cortadores. Si habéis llegado hasta aquí os merecéis un monumento. Espero que no os hayáis aburrido mucho.
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